Tuve la oportunidad de conversar con Lucía Moscoso Rivera (Ecuador), coordinadora de la editorial Mecánica Giratoria, y nos habló de la importancia de sus objetivos editoriales, la incidencia del feminismo en la lectura de libros de mujeres y los efectos de la pandemia en el mercado editorial. A continuación, la entrevista.
¿Hace cuánto surgió la Editorial que diriges?
La Mecánica Giratoria como sello nace en el 2013 con la publicación de un material discográfico Fonografías: registro de la poesía ecuatoriana a través del rock. Después, en el 2014 usé el mismo nombre para la publicación de Oniria Cia. Ltda., poesía cuencana emergente, coedición con La Casa de la Cultura del Azuay. Esto pasó cuando me enamoré del proceso de producción del libro: pensar el título, seleccionar los textos, idear una portada; así encontré un camino no muy explorado, ni desarrollado, en la ciudad que podía llevar a que se conozcan nuevas y potentes voces. Entonces decidí, sin tener ningún tipo de experiencia previa en el sector, fundar la editorial. Ahora la Mecánica Giratoria funciona desde Quito con Karla Armas a la cabeza y conmigo desde Barcelona.
¿Cuál es el objetivo de la editorial?
El objetivo de la editorial siempre ha sido publicar autores inéditos, emergentes o poco conocidos, dentro de la poesía latinoamericana, pero, sobre todo, ecuatoriana. A partir del 2018 abrimos el catálogo a la no ficción, un género que me interesa y apasiona particularmente, y que a nivel editorial vimos que no se ha desarrollado tanto en el país.
¿Cuántos libros han editado desde su creación y cuántos pertenecen a mujeres?
El catálogo está conformado por doce títulos. En 90 revoluciones, que fue nuestro primer gran proyecto, reunimos a poetas latinoamericanos nacidos en los noventa, eran 20 autores, 8 de ellos, mujeres. Entre el 2018 y 2019, publicamos dos poemarios escritos por mujeres, Deterioro de Rocío Soria y Pez Amapola, de Karla Armas.
¿Existe el mismo interés de lxs compradores por libros publicados por mujeres?
Puedo hablar desde mi experiencia en ferias de libros y eventos relacionados con la lectura en los que he estado vendiendo los libros de la editorial, y decir que sí, que para mí el interés ha sido el mismo o no ha estado marcado por una cuestión de género necesariamente, aunque no desconozco los cambios que se han producido los últimos años a nivel general en relación a esto; incluso conmigo misma, como lectora, al haber empezado a leer más autoras mujeres que antes.
Desde tu experiencia como editora, ¿ha cambiado la visión de la literatura realizada por mujeres? ¿Qué ha mejorado? ¿Qué hace falta?
Es evidente que el Feminismo ha puesto en evidencia la falta de visibilidad que han tenido por décadas las escritoras, y que a raíz de esto se ha producido un creciente interés por la literatura de las mujeres. Se ha rescatado la obra de muchas escritoras que en su tiempo tuvieron todo en su contra.
Se critica mucho esto o se quiere hacer pasar por una moda, y puede que la mercadotecnia en muchos casos esté haciendo lo suyo, como siempre, como en todo, pero para mí es más una puerta que se ha abierto y no tiene la intención de cerrarse.
Es innegable que ahora podemos leer más escritoras que antes, que las editoriales ya no tienen reticencia con el hecho de que una obra sea escrita por una mujer como les ha pasado a tantas y que hay muchísima potencia en lo que se está escribiendo dentro de todos los géneros.
Como editorial, el escoger un título no nos fijamos si se trata de un autor o una autora, pero sí en lo que se está diciendo y desde qué lugar, (nos gusta la visión de la muerte que propone Deterioro por ejemplo, pero también la periferia desde la que escribe Luis Borja, autor de Un Parsifal, o la ternura que encontramos en los poemas de Kelver Ax, otro de nuestros autores publicados) y si esos libros dialogan con nosotros a nivel estético y político. Tal vez lo que hace falta a nivel local es, por un lado, seguir en ese rescate de voces, en la poesía, por ejemplo, que por ahí no se conocen o se han difundido poco y, por otro lado, no quedarnos en la discriminación positiva, llevar más allá o por otros caminos el debate.
¿Cómo ha afectado la edición, publicación, y difusión de libros la crisis sanitaria que se vive actualmente?
En todo sentido. La experiencia en el Ecuador pasa por no estar considerado el libro como un objeto de primera necesidad, haber vivido incluso el miedo al contagio a través del libro, además del acceso al libro digital y gratuito que muchas editoriales, sobre todo los grandes grupos del libro en español, han ofrecido a los lectores. Somos fans de que se liberen contenidos y no estamos muy en contra de la piratería la verdad, pero sí creo que esto puede afectar a la producción editorial local. De todas maneras, el libro y el sector editorial viene estando en crisis desde hace años y a eso se debe también la proliferación de proyectos editoriales independientes, tan necesarios todos. Para este año hemos programado cuatro publicaciones que se van a dar con retraso y mediante la autogestión con los autores, tal vez con tirajes más pequeños, no abandonamos el formato físico, aunque sabemos que el e-book está tomando mucha más fuerza, somos unas románticas.
En España, la situación es menos complicada porque el libro sí es un objeto de primera necesidad y hay una tradición editorial y lectora que sostiene toda la cadena del libro, pero al ser un sello independiente y ecuatoriano toca ver la forma de surfear la crisis que se viene y mover nuestros libros en diferentes espacios, no solo en librerías, ser un poco más guerrilla.
Ha existido algún apoyo del gobierno hacia las editoriales antes y después del COVID-19
Se han dado algunos avances, la participación en la Feria del Libro de Quito y algunas ferias en otros países con la Asociación de Editores Independientes del Ecuador EIE; la intención de comprar títulos de las editoriales independientes para el Plan Nacional del Libro y la Lectura que lastimosamente no se llevó de la mejor manera y otra compra pública pequeña para el Ministerio de Educación, cositas que no son de fondo. Sabemos ahora que en el ministerio de cultura hay un plan de apoyo para proyectos culturales. No confiamos mucho en la institución, nos hemos llevado muchas desilusiones en los últimos años, por eso seguimos pensando en la autogestión como camino.
Coméntanos las ventajas de publicar con la editorial que diriges.
Creo que la editorial se caracteriza por cuidar a quienes publican con nosotras. Los autores terminan siendo nuestros amigos siempre. Los queremos y admiramos no solo por lo que escriben. Al no ser una empresa, formalmente hablando, nuestro proceso de publicación implica un pacto con el autor en el que la confianza y la horizontalidad van de la mano y hacemos los libros de forma colectiva, incluso tomamos decisiones en conjunto como el número de ejemplares o las formas de distribución. Pensamos el diseño y la portada en función de cada libro, eso incluso hace que a veces cambiemos el tamaño o el tipo de papel, nos gusta jugar y probar. La pasamos bomba.
¿Por qué el arte debe ser considerado prioritario en esta etapa de cuarentena?
El arte y la cultura nos han salvado un poco de la locura, de la ansiedad, del miedo, de la preocupación que ha traído la pandemia y la emergencia sanitaria. Nunca habíamos visto tanto contenido cultural y artístico simultáneo y de calidad, ha sido hermoso en medio del desastre. Del otro lado, también viene siendo un tiempo en el que las personas se están conectando más con su creatividad o la están compartiendo y eso también le da valor a cualquier expresión artística o cualquier cosa que hagas para alimentar el espíritu, para comunicar o, por último, para desconectar. Sabemos que no nos pasa a todos y que hay muchas personas que no pueden acceder a nada de lo que estamos diciendo, lamentablemente somos privilegiados y dentro de ese privilegio los artistas somos fundamentales.
¿Algún mensaje para los lectores, escritores y colegas?
Para los colegas, escritores y editores: no es tiempo (nunca ha sido) para la individualidad.
Lucía Moscoso Rivera (Quito, Ecuador, 1983) Dirige la editorial independiente Mecánica Giratoria. Es creadora del proyecto Fonografías: registro de la poesía ecuatoriana a través del rock. Sus textos aparecen en medios digitales, e impresos como 100 Poemas: antología de autores del mundo de la Editorial Márgenes Azules (Argentina, 2014) y Harawiq: muestra de poesía joven boliviana-ecuatoriana, Murcielagario (Ecuador, 2015). Publica su primer libro de poesía Dictado de la mano izquierda, Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Azuay (2015) Ha colaborado con algunas letras para Yanantin, agrupación de música andina y para la banda de rock La Doble. Actualmente, trabaja como Responsable Editorial en Babelio, red social de lectores hispanohablantes y dirige su proyecto editorial desde Barcelona, España. Vive sumergida en El ruido rojo de las flores, proyecto personal de poesía sonora. Su segundo libro, Uzalá, se publicará este año en España y Ecuador.