Estaba comenzando el año 2019, cuando Annia Galano, amiga entrañable, me pidió que hiciera oficial un taller literario. Llevábamos toda la vida de leernos, sugerirnos… Sin embargo, la propuesta me llenó de temores. ¿Era capaz de hacer eso? ¿Podría enseñarles lo que aprendí cortando huevos, o sea, en los últimos años de escribir y escribir?
En aquel entonces Gustavo Borges, otro amigo imprescindible, me hizo olvidar aprensiones, asegurándome que a él también le sería útil. Y como los planetas se alinean cuando uno los invoca y cree en la magia de las constelaciones, unas semanas después conocí a Diego Morones, director de How To, chef de Gracias Comedor, y ex-alumno de ese maestro cubano que fue Eliseo Alberto, Lichi. Por Diego leí a Lichi; él dispuso para nosotros su hermosa terraza, donde tres noches a la semana se degustan los mejores platos gourmet de la ciudad. Allí nos reuníamos los lunes a hablar de literatura, un espacio donde el tiempo se esfumaba en versos, escribiendo y revisando, contrayendo deudas de honor con las letras contemporáneas, y que muy pronto se convirtió en memorable: mundo paralelo y sagrado. Llegaron allí los ya mencionados, además de Ricardo Payán, Arturo García Caudillo, y poco después, la poeta Mariana Otero, que se trajo a Adriana Curiel, quien hoy tiene su propio espacio de cuentos en la revista Etcétera. Luciano Walter, amigo del reino de Buenos Aires, se unió en los tiempos de la cuarentena, cuando la globalización hizo posible, no solo la extensión de la epidemia, sino ciertos milagros. Estos talentosos escritores están desarrollando proyectos revolucionarios que, tal vez pronto, veremos en sitios, redes y librerías…
Un año después, en nuestro primer ciclo virtual, la revista La Ninfa Eco, a la cual me uní por invitación de Gaby Sambuccetti en ese mismo tiempo, lanzó un concurso de microrrelatos: “La literatura en tiempos de colapso”.
Los animé a participar. De ese incentivo se enfermaron todos: la fiebre creativa atascó sus noches de reclutamiento, sus horas de soledad, e inevitable, los terrores de nuestra civilización. A este, el cuarto ciclo, terminamos bautizándolo como: “El ciclo de los microrrelatos”. Lo que pasó después es casi indescriptible, por vertiginoso, contagioso y porque me llena del orgullo de ser, más que la maestra de lunes literario, la amiga de voces potentes y humanos puros.
Estos escritores son: Annia Galano, Mariana Otero, Adriana Curiel, Arturo García Caudillo, Eduardo Ramírez, Diego Morones, Luciano Walter. De todos los microrelatos producidos entre abril y junio de 2020, seleccionamos los mejores 12, a votación del grupo, para esta fiesta innombrable de lunes, justo cuando comienza nuestro quinto ciclo, y otros escritores se unen a la espinosa y sublime aventura de crear.
Para ver los microrrelatos, haz click en este enlace o pasa a la página 2.