Memoria de la participación de la autora en La Ninfa Eco Women’s Festival 2021 & Dignity Square
Por Claudia Posadas*
I. Reinterpretando el legado
En el contexto del Día Internacional de la Mujer 2021 y, en ese momento, del inminente lanzamiento de la primera antología publicada en México de la destacada poeta chilena Carmen Berenguer (1946) titulada Plaza tomada. Poesía reunida (1983-2020), publicada por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), con selección y prólogo de mi autoría, y nota preliminar del prominente crítico peruano Julio Ortega (Brown University), Berenguer y su antologadora tuvimos el honor de ser convocadas a La Ninfa Eco Women’s Festival (6-9 de marzo de 2021), actividad en la que participaron artistas de más de 15 países.
La gentil invitación fue realizada por La Ninfa Eco, revista literaria británico-latinoamericana-estadounidense dirigida por la poeta y editora argentina Gaby Sambuccetti, a través de La Ninfa Eco UK, la sociedad Saudha de poesía y música Bengalí, importante promotora de la música clásica y mundial de Bangladesh dirigida por el poeta TM Ahmed Kaysher y The Gronthee, una plataforma literaria del sur de Asia en el Reino Unido, cuyo editor es el poeta Shamim Shahan.
Nuestra intervención se llevó a cabo en el marco del International Women´s Day: Re-interpreting Begum Rokeya, actividad en homenaje de Begum Rokeya Sakhawat Hossain (1880-1932), gran escritora, educadora y activista social bengalí, considerada pionera del feminismo en Bangladesh, que incluyó sendas reflexiones sobre el legado de esta luchadora, debates sobre temas feministas contemporáneos, la presentación de música, poesía y lecturas de más de 31 ponentes e intérpretes, además del testimonio de las ganadoras del Begum Rokeya Award 2021, galardón que reconoce a mujeres excepcionales debido a sus contribuciones en las artes, la política, los viajes extraordinarios de la vida o la lucha contra el patriarcado.

Conducido por Ahmed Kaysher y coordinado por Shamim Shahan, se menciona la intervención de importantes personalidades de la política, la educación, el periodismo y el cine bengalí, y la participación de talentosas creadoras entre ellas la poeta Tanjina Nur-i Siddique, la escritora Shaheen Mitul, quien nos brindó el Loto de la Luz; Sohini Roychowdhury Dasgupta, una de las representantes más destacadas de la danza clásica hindú quien interpreto, a través de sus hermosos movimientos, poemas dedicados a las mujeres y a la diosa Durga y la joven escritora y música Tanisha Chowdhury, quien expuso un magnífico texto sobre la desigualdad entre los géneros.
Fueron de particular importancia los conmovedores relatos de las figuras reconocidas con el Begum Rokeya Award, la Dra. Geetha Upadhyaya, cofundadora de Kala Sangam, instancia que fomenta el uso creativo de las artes para ayudar a las personas con discapacidades y gran promotora de las diversas manifestaciones artísticas indias en el Reino Unido, además de destacada bailarina de Bharatanatyam; Nayanika Ghosh Chowdhury, por su indomable viaje en la danza mientras luchaba contra el cáncer y Salma Khaled, la esposa del líder militar más honorable de la guerra de liberación de Bangladesh, Khaled Mosharraf Bir Uttom, por su lucha incansable aún después del asesinato de su esposo.
Entre las invitadas hispanohablantes, además de Berenguer y su antologadora, se contó con la participación de Nancy Guevara (Argentina/USA), Mariam Tamborenea (Argentina/USA), la misma Gaby Sambuccetti (Argentina/UK) y Rosy Suñé (México), poeta y feminista radicada en España quien, a través de su grupo Fridas de Barcelona, presentaron el videopoema “Water cemetery”.
En este contexto, y ahora que la antología sobre la obra de Berenguer ya circula en librerías mexicanas y en su versión electrónica a través de diversas plataformas especializadas, cobra un especial matiz y una fuerza renovadora la intervención de la autora en este acto tan emotivo, bajo la presentación de Sambuccetti y de su antologadora, puesto que la presencia de la poeta chilena, al igual que la memoria y el legado de Rokeya, más los testimonios, palabras y actos de las valiosas mujeres participantes que enaltecieron la expresión femenina y/o que han luchado por la liberación de su pueblo, significan una guía para las nuevas generaciones y los movimientos feministas y sociales contemporáneos, en su calidad de precursoras.
Durante la participación de Carmen se hizo énfasis en su activismo y trabajo literario relacionados con el feminismo y con su compromiso social, y se dio lectura al poema recientemente escrito, incluido en la antología que presentamos, “Plaza de la Dignidad (2021)”, que representa una natural desembocadura de su poética, y que se ha convertido en uno de los poemas ya fundamentales de su obra. La poeta dio lectura a este texto en su versión en inglés, cuya excelente traducción corrió a cargo de Gaby Sambuccetti, y se acompañó de una producción a cargo del realizador Álvaro González Ortiz, de la Universidad de Chile. Presentamos el poema en su versión en español y en inglés, y el respectivo video.

La plaza de la dignidad fue nuestro sueño
La imaginamos en días dignos ganados a puro martirio
desangrándonos en esta plaza escuchando tus letras
la hicimos tan sentida abrazada coreando el 18 de octubre
escuchando tus ecos tus risas tu llanto esos coros
cantando canciones que no olvidamos
continúan resonando como si la plaza la cajita de música del devenir
en mis oídos tus vibraciones sutiles
a veces pasos a veces gritos corriendo llegaron a estas calles donde nacimos oliendo
sudores idos en años de infancias el olor de la camisa del padre desaparecido
la madre refugiada en sus faldas guardada en la lucha de antaño
retomando el sentido denostado que estuvo en nuestras calles
ese olor inconfundible que nunca perdimos en algún girón de esta esquina
y todas nuestras plazas con banderas oteando con orgullo el trapo tricolor
los colores de mi infancia
Ágora emblemática en otros estallidos en el año 1949
con harapos malditos de una marcha callejera
creamos sus vórtices en los rincones de la urbe centro de concentraciones
taconeando en los balcones de mi cuadra
“Y quién lo mató concha de tu madre y quien lo vengará’’
resonaba sola la huella de ese grito en la marcha por el salario
Se nos hizo costumbre salir a pelear por las chauchas
atisbando ráfagas palos y perdigones
Vocería aguda cuando salimos en el año 1957
porque subieron la micro en la batalla de Santiago cuando cumplí los quince
y los canallas en la sombra daban la orden de matar
rasgando las cuerdas la voz de Violeta Parra, “me gustan los estudiantes”
Esta plaza la planeamos con argumentos y la chillamos
en todas las plazas de Chile que existen en nuestros imaginarios
y la siento tan mía desde el día que tomamos la calle
para botar al tirano Pinochet
En esta misma plaza nos mordimos la amargura desde el año 1973
el 11 de septiembre día que nos robaron el sueño de abrir las alamedas
y como en una novela negra masticamos su polvo y su dolor agrio en el pecho
Esta Ágora chilla de ira y rebeldía de esquina a esquina su vocería
plaza que nunca existió en realidad
la creamos a punta de sacarle al lápiz raspando la página de la historia
en tinta roja de sangre de mi río de callampas visibles en el territorio
impresos brotes en la historia chilena
Este río de cadáveres
desde las cumbres hacia los fondos bajos
Este río de sangre nos otea desde las piedras hasta el mar
y sus espumas
Un día sin darme cuenta unos pasos nuevos se oían por calles aledañas
una nueva canción coreando sus laderas
¡era el estallido!
Y se llenó de fuego mi corazón triste
antorchas ardientes vinieron del horizonte
a encender la mecha las voces del sur
muchas en las barricadas
Nunca el cielo fue más rojo en el aire y por los aires
otro tiempo prefiguraba el entorno coreando como huracán de voces
se llenó la plaza en esta síntesis del horror vivido
Y sus paraderos en las cuadraturas de sus calles horizontales
donde pisamos muertos bajo sus escombros
se escribió a paletadas con colores risueños los muros de la ciudad
cada día al cementerio patio 29 en donde tú estabas
sintiendo esta nueva asonada callejera
como ecos del pasado
sin claudicar rayando lágrimas en las paredes de los muros
la sombra de tu madre
arrastrando los pies cansados de ir a los tribunales con una foto bajo su cuello
La tía Elsa, la encontré en los jardines del antiguo Congreso
en una movilización por el salario en el siglo pasado
yo joven en aquel mismo encuentro amoroso
nadie sabe de qué manojo de viejas vengo cuando me lavaban el poto en las acequias
Mi querida tía Elsa huérfana y proletaria siempre alegre
nos abrazamos rodeadas de trabajadoras
a temprana edad se educó en la Casa Nacional del Niño
donde yo nací
aprendió el oficio de hacer sandalias de cuero
No olvidaré esa imagen
porque desde ese importante momento la volví a ver en cada marcha de mi vida
los días viernes como siempre dignamente hacia la caminata final
tantas veces hasta la llegada de los nietos
para recuperar el habla
de nuestra memoria humillada tan injusta
la historia ha sido trasmitida palabra a palabra.
Y se encendió la mecha.

Dignity square was our dream
we imagined it during respectable days earned by pure pain
bleeding out at this square listening to your lyrics
we created it by feeling hugging chanting on 18 th October
by listening to your echoes your laugh weeping your chorus
by singing songs we don’t forget
and this still booming as if the square the musical box of the becoming
in my ears your subtle vibrations
sometimes steps sometimes shouts running arriving to these streets where we were born
smelling
sweating gone in childhood years the smell of the t-shirt of the disappeared fathers
the mother sheltered in her skirts saved in the struggle of yesteryear
retaken reviled sense which was in our streets
that unmistakable smell that we’ve never lost in any corner’s turn
and every square with flags looking over with pride the triple cloth
the childhood colours
Emblematic Agora in different strikes during the year 1949
with cursed rags of street marches
we created your whirlwinds in the corners of a crowded city centre
heeling in the balconies of my street
‘and who fucking kill him and who will take revenge for that?’
The trace of that echo of the shout was the only thing left in that march for the wages
We get used to fight for pennies
peering out bursts of sticks and buckshot
people’s sharp voice when we get out in 1957
because they rised the bus during Santiago’s battle when I turned 15
and those pieces of shit in the shadows giving orders to kill
strumming strings with Violeta Parra’s voice, ‘I like the students’
this square was planned with reasoning and we yell it
in every square of Chile, the imaginary exists
and I feel it is mine since the day we have taken it
when we sack the authoritarian Pinochet
in this same square we bit the bitterness since 1973
on 11 th September the day they took our dreams of opening the grove
and as in a noir fiction we chew the dust and its sour pain in our chest
this Agora screams of anger and rebellion from corner to corner in his massive voice
square that never existed in real life
we created it just to draw the pencil scratching the page of history
red tint of my river of worthless fights visible in this territory
printed sprouts of Chilean history
this river of corpses
from the peak to its deep bottoms
this river of blood examines us from the stones to the sea
and its foam
one day not aware of it new steps could have heard from surrounding streets
a new song chanting its slopes
it was an outbreak!
And my sad heart was filled with fire
burning torches came from the horizon
to light the wick the voices of the south
many barricade
never the sky was redder in and by the air
another time was registered in the surrounding chanting as an hurricane of voices
the square was full with this horror review of what was done
and its whereabouts in the squaring its flat streets
we step the corpses under its rubble
the walls of the city were written in bright colours
every day in the cemetery, aisle 29, where you were
feeling a new street riot
like echoes of the past
there is no giving up scratching tears in the walls
the shadow of your mother
dragging her tired feet because of being at the courts with a photo under her neck
Aunty Elsa, I found her in the gardens of the old Congress
during a march for wages from the last century
I young at that date
No one knows from what group of oldies I was coming from when they washed my butt in
ditches
My dear aunty Elsa orphan and proletarian always joyful
we hugged surrounded by workers
from an early stage she was educated at the National Children House
where I was born
learned the trade of making leather sandals
I will never forget that image
because from that important moment I saw her again in every march of my life
on Fridays as usual always going with pride to the final walk
so many times until the arrival of the grandchildren
to recover the speech
of our humiliated unfair memory
and history has been transmitted word by word
and we light the wick
II. Afianzar la corriente alterna
Carmen Berenguer (Santiago de Chile, 1942) cronista y artista visual, es una de las poetas más importantes de América Latina. La suya es una conciencia altamente comprometida con su historia y su realidad. Su obra representa un testimonio social, de género y urbano encauzado a una crítica desinstaladora de los sistemas globales que oprimen a los diversos grupos humanos. El suyo es un planteamiento anti patriarcal y anti colonizante encaminado a darle la vuelta de tuerca al logocentrismo que da espacio a las voces de las minorías, en especial a la mujer, en busca de un logos de lo femenino.
Berenguer pertenece a una generación de artistas que vivió la dictadura militar en Chile (1973-1990), en la que se encuentran figuras como Diamela Eltit, Raúl Zurita, Elvira Hernández, Pedro Lemebel y Lotty Rosenfeld quienes, para crear y mantener viva la escena cultural, forjaron circuitos marginales de publicación y producción poética, plástica, audiovisual y performática.
Pero, ante todo, estos artistas construyeron una estética de la resistencia muy particular, a través de la cual lograron expresarse dentro de un marco de censura, represión, asesinato y persecución políticos. En ese orden, ellos realizaron propuestas creativas que han transformado la estética latinoamericana, no sólo por significar una búsqueda expresiva original, sino por el cuestionamiento de la circunstancia humana y social que dio fundamento a su creación.
Tal es el caso de Berenguer quien, en los años 70 s, a partir de su auto exilio en Estados Unidos, y su posterior regreso a su país en plena dictadura, comenzó su praxis social y feminista y sus actos artísticos contraculturales, en oposición al gobierno militar y heteropatriarcal dominante.
Para la escritora, esta actitud, más que una militancia, es un activismo, porque se adscribe al feminismo latinoamericano de la época, que es un feminismo diferente que el anglosajón, ya que toma en cuenta a la mujer como sujeto social, a diferencia del otro, que implica una visión de la mujer como género oprimido. Así, el feminismo de Berenguer se convierte en un activismo que considera la circunstancia de la mujer no sólo a partir de su género, sino de su raza, color de piel, clase económica y etnia y de su papel como individuo ante una sociedad latinoamericana sometida por el mercado global colonizante.
Este feminismo chileno es de larga data y podemos encontrar sus raíces entre los siglos xix y xx, en la figura de la abogada y jurista Elena Caffarena (1903-2003), quien “dedicó su vida a luchar por los derechos de la clase obrera y la emancipación de las mujeres, en circunstancias en que los derechos reservados a éstas las situaban en plena inferioridad con respecto a los hombres”[1] y quien lideró la campaña por el voto de la mujer. En años anteriores las mujeres de los mineros en las salitreras promovieron la huelga de estos trabajadores al negarse a cocinar hasta que estos iniciaran la huelga en pos de mejores condiciones laborales y humanas, en lo que se conoce como “la huelga de las cocinas apagadas”. Este hecho es uno de los más importantes antecedentes del activismo popular feminista y fue dirigido por Teresa Flores (1890-1952), conocida como “La Compañerita”, quien fue la primera dirigente sindical en Chile.
De esta cepa viene la lucha de las feministas contemporáneas en Chile. Si bien Berenguer asume esta energía femenina de resistencia, su praxis aporta en otro campo de lucha, el del arte que, ante todo, proyecta un lenguaje de resistencia y cuestionamiento.
Usualmente para la mujer escritora el aspecto de la igualdad de géneros es un tema sensible, puesto que la valoración de una obra realizada por ésta se encuentra sometida a los arbitrajes heteropatriarcales, es decir a los juicios y parámetros establecidos por un canon literario que es masculino y que excepcionalmente reconoce los aportes de las mujeres.
En Chile, los dos grandes antecedentes y podríamos decir, “heridas” en este derrotero, son, en primer lugar, el caso de Lucila de María Godoy Alcayaga, nombre de pila de Gabriela Mistral (1889-1957), espléndida poeta que renovó la forma de un género literario, “el recado chileno”, diplomática y gran educadora, al igual que Begum Rokeya. De origen humilde, recibió, como afirma Berenguer, “el maltrato de la élite burguesa por atreverse a desafiar un espacio en las letras nacionales reservado solo a varones de aquella época provinciana y romántica que nunca la reconoció en las letras chilenas”.[2]
Mistral tuvo que ser reconocida con el Premio Nóbel de Literatura (1945) antes que ser galardonada, casi a regañadientes porque su figura ya no podía ser negada en su país, con el Premio Nacional de Literatura (1951) el que, por cierto, desde su instauración en 1942 a la fecha, sólo ha sido obtenido por cinco mujeres: Mistral, Marta Brunet (1961), Marcela Paz (1982), Isabel Allende (2010) y Diamela Eltit (2018).
El otro despropósito es el caso el de María Luisa Bombal (1910-1980), reconocida por críticas especializadas como una de las autoras olvidadas por el Boom Latinoamericano (el cual privilegió firmas masculinas), a la par de Nélida Piñón y Elena Garro. Si bien esta escritora recibió diversos reconocimientos en “aquellos años cuando se celebraba la nueva narrativa escrita por los varones”,[3] dice Berenguer, le fue negado, por lo mismo, el Premio Nacional.
Las dificultades de escribir en el periodo de la dictadura en Chile, de por sí cruentas, se acendraron siendo mujer puesto que el canon tuvo mucho que ver con una crítica patriarcal, cercana a grupos religiosos de ultraderecha, ejercida desde medios de comunicación dominantes, como lo han denunciado muchos escritores, entre ellos el célebre chileno Roberto Bolaño.
De este modo, bajo la sombra de estas batallas históricas, de estas cicatrices aún abiertas y de estas convicciones, Berenguer, junto con otras valientes colegas académicas, escritoras, feministas e intelectuales, dieron pie a su activismo y realizaron talleres, conferencias, programas de radio y diversas actividades con el fin de concientizar a su pueblo sobre la opresión social y sobre la problemática de lo femenino, todo ello desde la clandestinidad. Cada ocho de marzo salían a marchar y estaban pendientes de la situación de su país. Así, el activismo de Berenguer ha sido una práctica intelectual, pero también callejera, que ha peleado por los derechos de la mujer en todos los ámbitos y que se ha comprometido con las luchas de su Nación.
Estas acciones tuvieron su momento cumbre con la realización, en 1987, del Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericana “Escribir en los bordes”, primero en realizarse en Chile y del que Berenguer fue una de las organizadoras. Dicho congreso fue realizado en un momento clave, porque se llevó a cabo en plena dictadura, en tiempos en que estaba prohibido reunirse y totalmente fuera de los espacios institucionalizados, llámense academias, centros de estudio o instancias de cultura: “Éramos mujeres feministas latinas sostenidas en un sector simbólico del margen, desterritorializadas, que establecimos una corriente alterna”.[4]
Este Congreso que tuvo un gran impacto internacional, justo por esta intervención de los centros colonizados, aportó en las reflexiones de este feminismo social y en la descentralización de un canon aplastante. Afirma Carmen: “Sus efectos fueron crear la crítica literaria feminista y cultural en Chile, es decir abrimos un campo polar literario, amplificando las fronteras de lo que el canon piensa que es la literatura: masculina, patriarcal y elitista como su ley canónica, de la lengua chilena literaria”.[5]
A la fecha, esta batalla por el reconocimiento de la literatura escrita por mujeres continúa, pero gracias a la acción visionaria de estas activistas, es que se creó un escenario crítico que es necesario afianzar, por lo que este tipo de Festivales, como el que nos convocó, son espacios fundamentales de reflexión y acción.
III. Lengua que osa verba
Inherente a su conciencia objetora es la búsqueda de un lenguaje desinstalador en tanto éste refleja la sintaxis y la cosmovisión de los órdenes que impreca.
La suya es una propuesta, como se dijo, anticolonial, anti logocéntrica y antipatriarcal, que se manifiesta no sólo en el discurso, sino en la forma ya que la escritura en sí es una práctica reflexiva. Como dice la poeta: “Nadie se imagina el privilegio que es escribir y pensar con la lengua hablada y escrita a la vez. Allí donde opto por contravenir el orden y la ley. En esa trama hay toda una política de la lengua, una opción estética y ética”.[6]
Por lo tanto, su forma de pensar, de escribir, de ejercer la poesía ha sido desarrollada a partir de diversas estrategias escriturales que si bien en su momento no fueron comprendidas ni asimiladas, hoy por hoy son el gran ejemplo y testimonio histórico-estético que ha cimbrado la forma de escribir en Latinoamérica y que ha refrendado el género de la poesía como una poderosa arma de resistencia: “En el espacio cerrado y prisionero de la dictadura el patriarcado nos obligó a pensar en esa palabra que perdimos, esa palabra que suspendió el pueblo y sus nombres, pero que la poesía ha restañado. La poesía y el arte es y han sido peligrosos desde su invención poscolonial”.[7]
Varias son las fuentes de su pensamiento y poética: desde los teóricos como Deleuze, Julia Kristeva, Marx, Julieta Kirkwood, Jung, Simone de Beauvoir, Angela Davis, Guy Debord, Monique Witting y novelistas como José María Arguedas, hasta el revelador trabajo de las escritoras norteamericanas tanto feministas y las cercanas al movimiento beat, como el de las defensoras y activistas de los derechos humanos y de la raza afroamericana, de los judíos y de los latinos, a quienes ha traducido, entre ellas, Diane di Prima, Ntozake Shange, Adrienne Rich, Alice Walker, Anne Sexton, Demetria Martínez, Alicia Gaspar de Alba y Marianne Moore. También, se menciona a Muriel Rukeyser, fundadora de la “poesía del testimonio” o “poesía documental”.
Pero una referencia imprescindible en esta deconstrucción del lenguaje es Gertrude Stein y su poema Patrialchal Poetry (1953), Poesía patriarcal, una escritura radicalmente opuesta al logocentrismo que, al reflexionar sobre la naturaleza patriarcal del lenguaje, planteó, desde una visión feminista, su propia semántica: “Fue otro hallazgo importante. Encontré en ella esa lengua partida, que rompe con el eje centrista y que trata de hallar un lenguaje no impuesto y transitorio, un lenguaje otro, que no universal, porque no creo en la universalidad hetero patriarcal”.[8]
Desde su primer libro, Bobby Sands desfallece en el muro (1983), la autora aborda el tópico del hambre del pueblo chileno en dictadura y del hambre en general, desde la estrategia del desplazamiento de significados, es decir, del hablar sobre este tema a partir de un referente aparentemente distinto como lo es la huelga de hambre, durante su encarcelamiento, del activista homónimo del Ejército Republicano Irlandés. Asimismo, hace una traspolación del discurso in extremis al texto: Sands, también poeta, escribió sus poemas sobre el hambre en los muros de su celda con sus excretas; la autora recrea esta habla liminar a manera de grafiti, explorando el espacio de la página con poemas visuales, como si este fuese una pared metafórica.
Pero no es hasta su segundo poemario, Huellas de siglo (2010) donde, a la vera de Stein, establece su poética en el poema “Lengua Osa Verba”,[9] a través de un discurso desestabilizador de la percepción y del sentido, en una especie de reestructuración del habla patriarcal colonizadora. La suya es una lengua femenina que osa pronunciar una otra verbalidad:
La moza lengua osa verba El ojo rumoroso oja loba El monte rojo verbo mozo La turbulenta rosa agua Tiembla el lengua labios Labia fino oído la mieda Fiero ojo acecha loba malva (…) Palabra retina de los aullidos lengua Espina corona ardiente fuente lasciva Marchito penacho verba de mis ardores.
Y desde entonces, como se dijo, la autora ha acudido a diversos abordajes y estrategias y a múltiples lenguajes y hablas, no sólo el atendido en “Lengua osa…”, en sus consecuentes libros: A media asta (1988); Sayal de pieles (1993); Mama Marx (2006); Maravillas Pulgares (2012); Mi Lai (2015), Plaza de la Dignidad, 2021).
Pero no fue Hasta Naciste pintada (1999), donde la escritora desarrolló en pleno el tema de la mujer siendo, por cierto, uno de sus libros más complejos por ser un entramado de géneros: el collage, el recorte de periódico, la fotografía, la crónica, las cartas, el recado mistraliano, el testimonio y lo biográfico-ficcional dicho a manera de flujo de conciencia. A partir del discurso desestabilizante y de un lenguaje áspero, “la letra bastarda” (como la ha llamado Berenguer) de la hija huérfana de padre que fue criada por su madre y su tía,[10] da voz al habla de la mujer silenciada y señalada (naciste pintada para esto, para lo otro, como dicen en Chile, señalando, con una descalificación implícita, alguna marca de nacimiento en la mujer) por el sistema: las mujeres torturadas, las violentadas, las prostitutas, las mujeres marginales, las desaparecidas, las presas, las onas y mapuches, las trastornadas, las mujeres valientes del barrio, la hija misma en orfandad.
Este tema es uno de los ejes de estudio que ha conllevado un gran despliegue crítico. No sólo en cuanto al logos en sí, sino en la reivindicación del discurso feminista. En esta obra el asunto es de tal vigencia que dialoga con los planteamientos de colectivos feministas contemporáneos como “Las Tesis”.[11]
IV. Sociedad pluricultural y paritaria
La poesía de Carmen Berenguer ha sido reunida en importantes recopilaciones en Chile y la más reciente de ellas es la mencionada Carmen Berenguer. Plaza tomada. Poesía (1983-2020), que es su primer y gran antología publicada en México, para toda Latinoamérica y España, bajo mi curaduría.
“Plaza de la dignidad” (Dignity Square, en traducción de Gaby Sambuccetti), poema incluido en éste, mi estudio crítico en torno a la obra completa a la fecha de Berenguer, que alude a la plaza del mismo nombre en Santiago de Chile, que es el espacio donde la sociedad manifiesta sus luchas y que se presentó durante La Ninfa Eco Women’s Festival 2021, es de suyo congruente y una desembocadura del pensamiento, praxis y logos de la autora en tanto que, en lo concerniente al lenguaje, la poeta se expresa desde una coloquialitas de gran fuerza y frontalidad respecto de sus hablas anteriores y mientras que, en lo referente a su conciencia desinstaladora, este texto honra a las grandes movilizaciones que tuvieron lugar en su país en 2019.
Dichos movimientos, conocidos como La Revolución de Octubre, representan un hito en la lucha de su pueblo por sus derechos donde, como se ve en el video que se proyecta, la mujer tiene un papel crucial como activista y feminista, como artista performática y como madre, abuela, hija que, con la foto de su ser querido que fue detenido-desaparecido durante la dictadura colgada en el pecho, claman en la plaza pidiendo justicia.
Carmen Berenguer, al igual que todas las maravillosas creadoras y activistas participantes en el Festival, las hermosas ganadoras del Begum Rokeya Award 2021, y Rokeya misma, son gran ejemplo de arte y escritura, de experiencia y de lucha, y representan un gran testimonio y ejemplo para las nuevas generaciones de mujeres, con el fin de crear nuestra propia ágora donde hablemos en libertad y seamos escuchadas, atendidas y celebradas. La obra de Berenguer y la de todas las grandes mujeres que conocimos en el International Women´s Day: Re-interpreting Begum Rokeya, son participantes de la gran plaza de la voz feminista no sólo de Latinoamérica, sino universal. Mis agradecimientos inexpresables a la poeta Gaby Sambuccetti y a los poetas y editores, TM Ahmed Kaysher y Shamim Shahan, por darle espacio, en el mundo anglosajón e hindú, a esta voz que, desde Latinoamérica, clama, al igual que las mujeres libertarias bengalíes y que Begum Rokeya, Gabriela Mistral, María Luisa Bombal, Nélida Piñon y Elena Garro, por una sociedad pluricultural y paritaria. Thanks a lot, Namasté, As-salamu alaykum.
[1] Memoria Chilena. http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-100606.html
[2] Carmen Berenguer, “Activismos y Literatura en América Latina”, texto inédito proporcionado por la autora para la realización de este artículo
[3] ídem.
[4] Ídem.
[5] ídem.
[6] Discurso Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2008, Chiiit, son las ventajas de la escritura, Lom Editores, Santiago de Chile 2008, p. 8
[7] Carmen Berenguer, “Activismos y Literatura en América Latina”, op. cit.
[8] Entrevista de C. Posadas con la escritora.
[9] Huellas de siglo, Obra poética, Cuarto Propio, Santiago de Chile, 2018, p. 91.
[10] Si bien esta orfandad es una referencia biográfica, también lo es a nivel simbólico, puesto que la autora, carente de presencia paterna, y criada por mujeres fuertes y valientes, como escritora no necesita del parricidio para ser, sino de un lenguaje per se, es decir, de “la letra bastarda” ejercida como una identidad o marca de nacimiento, como lo ha dicho en “Ruinas”, Naciste pintada, op. cit., 2018, p. 236.
[11] “Las tesis” es un colectivo interdisciplinario feminista, creador de la intervención escénica “Un violador en tu camino”. Más información en BBC News https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50690475
+info acerca de la redactora invitada:

* Claudia Posadas, México. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, Fonca-Secretaría de Cultura, 2011 y 2016. De la misma instancia ha sido becaria en el Programa de Intercambio de Residencias Artísticas para Chile (2008), en Jóvenes Creadores en Poesía (2000-2005), y en el Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales con una investigación sobre literatura iberoamericana contemporánea (2002). Ha publicado La memoria blanca de los muros (1997) y Liber Scivias (2010), Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2009, reeditado por la UNAM (2016). Poemas y ensayos de su autoría, además de entrevistas con autores hispanoamericanos de primer orden han sido incluidos en antologías en América Latina y España.Su más reciente publicación es Carmen Berenguer. Plaza tomada. Poesía, 1983-2020 (Universidad Autónoma de Nuevo León, México, 2021), selección y prólogo suyo y nota preliminar de Julio Ortega.