Trabajar cansa
Hombres con el torso desnudo
arrojan piedras al agua,
ven el río desde el río,
cometas que se niegan a volar,
cascos de viejos buques bajo el sol.
*
Hombres que una vez han hecho hijos
por la noche vuelven
a la pieza única, al único catre,
un último vaso de vino al acostarse,
alivio del fresco en la almohada,
asco de ese mundo que los olvidó.
El llamado de la sangre
Cada noche Padre
ciego de ardor
golpeaba la cuna de carne
donde yo crecía.
*
Mi cuerpo
recuerda la embestida
mes a mes.
En sangre acusa aquel deseo,
este terror.
Griselda García