Luis Benítez: “los autores vivimos de modo semejante, sufrimos circunstancias parecidas, esperamos cosas similares”

Tus libros de poesía se publicaron en muchos países del mundo. Por favor, cuéntanos un poco sobre esta experiencia internacional y su repercusión en tu obra.
Sí, efectivamente, fueron publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay.  El más reciente fue The afternoon of the elephant and other poems, traducido a la lengua inglesa por la poeta y profesora argentina Beatriz Allocati y el poeta estadounidense George Franklin,  publicado por el sello Katakana Press, de Miami, a comienzos de 2020. En cada caso, la publicación resultó ser una experiencia diferente. Varios de mis libros fueron editados gracias a los subsidios que confiere la Cancillería Argentina, a través de su Programa Sur de Apoyo a las Traducciones, que desde hace una década promueve la traducción y publicación de obras de autores argentinos en otros países.
Como autor tuve la oportunidad de comunicarme con los traductores, por sus consultas acerca de las dificultades que planea el traslado de un discurso poético de un idioma al otro, y ciertamente, esa es una experiencia muy interesante, ya que nos lleva a reflexionar en cuanto al sentido y la forma de nuestras obras. En particular, cuando en 2012 el sello Siesta Förlag estaba por publicar en Suecia mi poemario Behring y otros poemas, bajo el título Bering Och Andra Dikter, traducido por Maria Näas, ella tuvo un largo intercambio conmigo, ya que el sueco es una lengua muy diferente de la española, y me envió un minucioso cuestionario con 50 preguntas acerca del poemario en cuestión.
En otros casos, como el de mi antología poética A Heron in Buenos Aires. Selected Poems, publicado por Ravenna Press, de Seattle, Estados Unidos (2011), y traducido por el poeta estadounidense Cooper Renner, la idea de publicación surgió luego de enviarle a la revista que editaba ese sello una selección de mis poemas.
Un caso semejante al anterior fue el de la antología de mi poesía publicada por Littoral Press, de Suffolk, UK, en 2013, A Short Poetic Anthology: envié poemas a la revista que publicaba esa casa editorial y su editor, el poeta inglés Mervyn Linford, luego me propuso editar el libro. Respecto de la repercusión, acabo de señalar cómo poemas publicados en revistas luego generan libros, pero además, está el eco que los títulos despiertan en la crítica y ello incluso en un sector del mundo editorial donde no abundan las ediciones de traducciones; en Estados Unidos, por ejemplo, el porcentaje de traducciones al inglés es de apenas el 3% anual, para todos los géneros. En ese sentido, creo haber sido afortunado y bien recibido. Algunas de las reseñas que le han dedicado a mis obras pueden leerse, por ejemplo, en The Poet Magazine (Norfolk, UK), Galatea Resurrects (California, US), The Poetry Shed (Kent, UK), Revista Herederos del Caos (San Francisco, US), Eurasia Hoy (Washington, US), Literal, Latin American Voices (Texas, US), Artesanías Literarias (Tel Aviv, Israel), Isla Negra (Lanusei, Italia), Voz y Mirada (León, México), La soledad de la página en blanco (Lima, Perú), TriploV (Lisboa, Portugal), Texto Sentido (Caracas, Venezuela). Asimismo, mis obras indujeron a los organizadores de diversos festivales internacionales de poesía a invitarme a participar de ellos. Para el caso, este año, en setiembre pasado, leí mis poemas en el Athens World Poetry Festival. Y a mediados de octubre en la Feria del Libro de Frankfurt.

Estuve leyendo tus poemas y noté que muchos de los finales terminan con menciones a la naturaleza: ríos, árboles, raíces ¿Crees que hay un lugar de la vida real a la cual pertenecen estas imágenes que inspiran tus poemas?   
Sin duda, cuanto escribimos corresponde a una experiencia sensible que hemos tenido antes, como sucede con los sueños, donde vemos imágenes que derivan de sitios donde hemos estado, películas que hemos visto y demás, aunque generalmente combinadas sus partes de un modo diferente al que observamos inicialmente en la realidad. Es nuestra mente la que recorta y arma la fotografía general que tú señalas. Se trata de una suerte de paisaje interior, que vamos describiendo en nuestras obras y visitando en nuestros sueños. Pero insisto: todos los detalles de la gran foto derivan de lo real; nadie crea de la nada, todo tiene un origen, proviene de alguna parte. 

“Anoche alguien derribó un árbol que cumplía tres mil años” dE lUIS BENITEZ.

Anoche alguien derribó un árbol
que cumplía 3.000 años
erguido sobre el campo.
En la noche sus astillas ardieron
calentando a los hombres ateridos
y en la niebla el resplandor
indicaba el sitio de su muerte,
el mismo de su larga vida,
el mismo de su corta hoguera.

Ayer su sombra
se alargaba hasta la casa distante,

cruzaba el arroyo
que cuando él brotó
no estaba.
Hoy un pozo
con colgajos de raíces,
con fragmentos de ramas y cortezas,
indica dónde floreció
a través de los siglos
su savia poderosa.

En su copa anidaron
animales que ya no existen
y bajo sus ramas
estallaron infinitas tormentas.
Sus altos brazos
surgían de entre las nubes bajas.
Entre sus raíces
primitivos hombres
se escondieron de las fieras
y luego se ocultaron tesoros,
cartas de amor,
objetos robados,
y alguien talló
con un cortaplumas
palabras que ya no se leen.

Anoche alguien derribó un árbol
que cumplía 3.000 años
erguido sobre el mundo.

Una pregunta metafórica de uno de tus poemas que adjunto. ¿Quién derriba a los árboles que llevan 3000 años erguidos sobre el mundo? 
La codicia, la ignorancia, la estupidez, que son las grandes enemigas de la humanidad y de toda la naturaleza.

¡Has ganado muchísimos concursos literarios! ¿Puedes darle tips a nuestros lectores para tener más posibilidades de ganar concursos…? ¡Muchos son muy nuevos en el mundo literario! 
El mejor consejo es que nunca, jamás, se desanimen: lo más probable es que no sean premiados y lo poco común es que los galardonen. Sucede que muchísimos factores intervienen en la premiación de un autor y algunos de ellos son de índole literaria y otros no. En principio, está la orientación estética del jurado, que generalmente no conocemos porque los nombres de sus miembros suelen ser informados recién cuando se entrega el premio. Es muy poco probable que si eres un autor surrealista, por ejemplo, te vaya a dar un premio un jurado compuesto por gente adicta al soneto clásico. Pero eso no debe ser un factor que te haga dejar de enviar tus obras a concursos, solo porque ya no fuiste seleccionado en varios. Debes insistir, insistir siempre. Si pierdes en uno, envía a dos más. Hay razones de peso para que así lo hagas. En primer lugar, porque indica cómo te plantas ante tu propia obra. Significa que le atribuyes un legítimo valor y estás dispuesto a que sea reconocido por otros. En segundo lugar, porque al ganar un concurso habitualmente tu obra será publicada como parte del premio que te han dado y si así no sucede, cuando envíes tu trabajo a una editorial ella valorará el hecho concreto de que otros han reconocido antes el valor y el peso específico que tiene tu trabajo. En tercer lugar (pero no menos importante es el asunto), porque participar activamente en concursos literarios te obliga a escribir más, a fin de tener qué enviar a esos certámenes. Es un estímulo muy poderoso para ir consolidando nuevas obras. En definitiva, concursar y hacerlo muy seguidamente es cosa muy positiva para tu labor como escritor. Y dos aspectos muy importantes que deben cuidar los autores: la extremadamente cuidadosa corrección ortográfica y sintáctica de cuanto vayan a enviar a concurso, así como tomar en cuenta minuciosamente las exigencias del modo de presentación de los trabajos especificadas en las bases y el reglamento del certamen. Yo fui muchas veces miembro de jurados literarios y en más de una ocasión trabajos de muy buena factura fueron y son descartados por una u otra de estas causas.

¿Cómo es la vida en Argentina para un poeta? ¿En qué se diferencia de la vida en otros lugares?
En mi país, como en muchos otros de Occidente, la vida de un poeta incluye que deba trabajar de otra cosa para subsistir; son muy pocos los escritores que pueden mantenerse gracias a su labor literaria y, en el caso de la poesía, el porcentaje se reduce prácticamente a cero. El apoyo que nos brinda el sector público y el privado es poco, en relación a la cantidad de autoras y autores que trabajamos nuestras obras en Argentina; ya mencioné antes al Programa Sur, que en una década contribuyó a traducir y publicar en el exterior unos 1.500 títulos de autoría local y es, en ese sentido, un aporte muy destacable. Contamos además con el Fondo Nacional de las Artes, entidad oficial que brinda becas y subsidios también para poetas, y algunas instituciones más, oficiales y privadas, siempre pocas para la demanda de recursos existente. El acceso a los medios de comunicación masivos –TV, radio, periódicos- es restringido si no tienes detrás una gran editorial que te avale. Las revistas literarias en formato físico son muy pocas como para absorber la producción poética del país, aunque desde hace dos décadas el surgimiento de las revistas electrónicas permite una cierta circulación más amplia de esos contenidos, de igual manera que la actividad de las editoriales “independientes”, también denominadas indies, posibilita la publicación de la poesía, que no tiene cabida en los catálogos de las grandes casas editoras. Pero en el caso de las indies, generalmente es el autor  quien debe pagar los costos de la edición de su libro, con una tirada que oscila entre los 100 y los 500 ejemplares. Además, la publicación de poemarios enfrenta dos problemas críticos: uno es la distribución y el otro la difusión de la novedad editorial, y ambos están muy relacionados. La distribución de un poemario en Argentina es muy reducida: algunas librerías que aceptan recibir unos pocos ejemplares y que generalmente no los exhiben adecuadamente. Las vidrieras de las librerías están copadas por los grandes sellos editoriales y pensemos que tres de ellos acaparan casi el 60% del mercado local. El otro problema al que aludí, la difusión, se relaciona con que si no se publican notas, entrevistas, reseñas críticas de un libro de poemas recién editado, casi nadie que no sea del círculo del autor o los editores se entera de la novedad y mucho menos sus lectores probables. Si el lector probable no se entera, no entrará en una librería a pedir ese título; si se entera pero no lo encuentra allí donde va a buscarlo la primera vez, difícilmente lo intentará en otra librería, dándole al libro una segunda oportunidad. Así es cómo, en un círculo vicioso que se retroalimenta y fortalece con el accionar de los dos factores: falta de difusión y escasa distribución, el poemario pierde casi toda chance de llegar al lector que podría estar interesado en él. En el Occidente desarrollado abundan mucho más las posibilidades de que un poemario sea conocido, ya que el número de revistas en ambos formatos, papel y electrónico, es mucho mayor, así como la cantidad de editoriales de pequeño y mediano volumen que son capaces de arriesgarse a publicar por su cuenta a una autora o un autor al menos medianamente conocido. También porque los regímenes impositivos y los subsidios de entes oficiales y privados (fundaciones, donantes, sponsors, etc.) siguen brindándoles su apoyo a las editoriales y las fundaciones poéticas, pese a las dificultades que impone la economía en los últimos tiempos. Sobre esto último, es de señalar que estas facilidades han mermado bastante a partir de la crisis mundial de 2008, que llevó en los países desarrollados a reducir en buena medida esos beneficios de los que gozaban editoriales y entidades literarias; de todas maneras, en comparación con Argentina y el resto de las naciones latinoamericanas, la diferencia sigue siendo muy grande y muy difícilmente se vaya a revertir por alguna causa. Sí existe un aspecto negativo que se observa en el caso de muchas revistas, editoriales y en la organización de concursos literarios de los Estados Unidos (aunque no en todos los casos, no en las editoriales ni en las revistas que me han publicado): la exigencia de pagar una suma de dinero, un fee, para que la obra propia sea leída por el comité de selección de los trabajos, por supuesto que sin garantía alguna de que vaya a ser finalmente seleccionada. Este procedimiento era impensable en los ’90 y comenzó a darse entrado el siglo XXI. Por supuesto que no existe este proceder en la Argentina, ni lo he visto puesto en vigor en España ni en otras naciones europeas, hasta donde yo conozco. Espero sinceramente que esta peculiaridad del American style de hacer las cosas no se imponga en otras latitudes.

¿Tienes un poema favorito que quieras compartir con nuestros lectores?
Aquel que le da título a mi último poemario publicado, The afternoon of the elephant and other poems

LA TARDE DEL ELEFANTE. De luis benitez.

¿recuerdas, nick, la tarde del elefante?
tú estabas abrumado por el enésimo rechazo
que esa mujer casada madre ya de cuatro hijos
te había propinado por teléfono
lo único que te daba desde hacía 
entonces once años 
al menos 
cuando era soltera te lo decía en la cara 
y estabas irritado de veras enojado 
porque llegué una hora tarde
y te dejé solo en la enorme nueva york
por otra hora más entregado a ti mismo
ni mi taxi ni mis disculpas calmaron
tu rabia anglosajona
decias sólo se está solo en las grandes ciudades
¿te acuerdas, nickie, de la tarde del elefante?
muchas lluvias y nieves y pisadas
de zapatos italianos y de zapatos deportivos
pasaron por esa esquina del village
pero ella no ha olvidado todavía la tarde del elefante
tú me sermoneabas en tu álgido inglés
sin darte cuenta de que yo también estaba derrumbado

y entonces esa enorme sombra

hablabas del tedio de las ciudades
del aburrimiento amarillo que se pone
al oeste del puente de tu brooklin
y de las mujeres jóvenes que cruzan solas
y en ómnibus los laberintos sedosos de central park
rumbo a esos cuartos donde la calefacción les falla

y entonces esas pisadas majestuosas

hablabas de que no te habían incluido en esa antología
y decías que el marido de ella era calvo
ceceoso y que dibujaba historietas
el tonto de los cómics repetías
el tonto de los tebeos repetías
mientras la gente
siempre está alerta la gente
dejaba corriendo la acera
tumbaba las sillas
y olvidaba a los niños en su loca carrera
decías que la rutina es una vieja ciega
que mendiga monedas por bond street y por harlem
y que cada persona la recibe en su casa

entonces ese gordo la mole 

se quedó parado cerca de nuestra mesa
en la esquina desierta mientras el cajero
temblando llamaba a la policía

cinco mil kilogramos de pacífica selva
aplastando el asfalto una inmensa epifanía gris
de cuatro metros de alto y esa trompa curiosa
con un dedo en la punta
que probaba las frutas de las mesas caídas
y revoleaba jugando los manteles manchados

aplastó en su huida de algún circo o del zoo
a esa vieja mendiga que a la gente oprimida
acongoja en su casa
nos miraba sin miedo como todas las cosas
que sonriendo repiten soy amigo del hombre

Eres miembro de muchas asociaciones literarias. ¿Cómo es tu trabajo en dichas asociaciones?
Estar siempre disponible para consultas, opiniones y brindar orientación sobre algún aspecto específico, así como participar de actos literarios, lecturas, etc., en la medida de mis posibilidades.

Me contaron que justo hoy, el día que elegí para publicar tu nota, es tu cumpleaños.  ¿De qué estás orgulloso como poeta un día como hoy?
De haber tenido siempre un criterio amplio para leer las obras de los colegas, sin prejuicios ni banderías estéticas. Una mente abierta es lo que nos permite acceder a las obras de los demás, sin lo cual nos privamos nosotros mismos de conocer otros universos literarios, otras concepciones de la poesía. Eso nos enriquece y amplía definitivamente nuestros propios horizontes. No solamente me gusta leer, y mucho, cuanto otros escriben, sino que además nunca le negué a nadie un consejo que me fue solicitado, una recomendación o una observación cuando la creí atinada y positiva para quien la necesitaba. Escribí, cada vez que me lo pidieron los autores o sus editores, muchos prólogos e introducciones para libros que no siempre se ajustan a lo que yo estimo que es mi posición estética, buscando siempre reflejar un criterio objetivo en mi juicio sobre las diferentes obras. De eso es que me enorgullezco.

Sobre la pandemia, ¿cómo vivimos los poetas la pandemia?
De un modo atroz, como todo el mundo, porque nos limita tremendamente cuando somos criaturas eminentemente sociales. Es verdad que nuestros hábitos –la lectura solitaria, la creación no menos ejercida en soledad-  nos acostumbraron a disponer siempre de unas horas lejos de los otros, sin sufrir por ese buscado aislamiento. Mucho peor es la situación de quienes deben enfrentarse a esa falta de contacto con los otros, a ese ensimismamiento para el que no están preparados, en un mundo como el contemporáneo que,  por lo contrario, permanentemente inculca en las mentes de las personas que no deben estar a solas, que deben “distraerse” todo lo que puedan cuando no están trabajando ni durmiendo, como si al estar a solas consigo mismas fueran a encontrarse con el demonio.

Esta entrevista se lee en muchos países, ¿un mensaje que quieras dejarle a los escritores de otros lugares?
Mi experiencia de vida en otros países y el contacto con autores de otras nacionalidades me ha llevado a comprender que, en un punto u otro del planeta, las autoras y los autores vivimos de modo semejante, sufrimos circunstancias parecidas, esperamos cosas similares. Es en este aspecto que tengo un sentimiento de fraternidad con cualquier otro colega, sea cual sea su lengua natal, su posición estética, su trayectoria hasta la fecha. Somos como una gran familia dispersa por todo el globo y el intercambio de opiniones, el mejor conocimiento de nuestros trabajos, el compartir nuestras visiones del mundo, con sus semejanzas y diferencias, será el mejor camino para estar más cerca, enriquecernos mutuamente y proponerle juntos algo mejor a la humanidad.

LUIS BENÍTEZ (Argentina) es poeta, narrador y ensayista Luis Benítez nació en Buenos Aires en 1956, donde reside. Miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.), de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (La India), de la Asociación de Poetas Argentinos (APOA) y de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina (SEA). Ha recibido el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2007). Sus 36 libros han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay. Último poemario publicado: “The afternoon of the elephant and other poems” (traducción de B. Allocati / George Franklin, Katakana Editores, Miami, EE.UU., 2020).

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