Rossella Di Paolo: una complicidad de afectos y luchas

MILIQUINIENTAS

Soy cabra y tiro al monte.

Pelo de piedra me llevo cuesta arriba
empecinada piedra sobre más piedra
detrás del abrojo.

Contra el jugo del sol levanto el diente
sol con espinas me escarba los ojos.
Como relámpago de polvo me estoy creciendo
moliendo dentro.

Soy cabra y tiro al monte.
Pondré mi hueso encima
todopelado.

Del poemario Continuidad de los cuadros.

Hace un tiempo, en una entrevista, contaste que escribías pequeños cuentos a partir de tu observación de la naturaleza. ¿A qué edad fue eso? ¿Cómo fue ese proceso?
Cuando en el colegio aprendí a leer y a escribir, empecé a escribir cuentos, primero con lápiz y luego con lapicero. Solo ocupaban tres páginas. Los ilustraba y cosía (después usé la engrapadora) y fui formando mi pequeña biblioteca en el estante sobre mi cama. Casi siempre los protagonistas eran distintos enanos que vivían en bosques y estaban acompañados por un animalito o un objeto.

¿Quién influyó en ti para querer ser escritora?
Influyó mi lectura de Peter Pan, a los siete años. No sé si recuerdas que cuando le disparan una flecha a Wendy, ella no muere porque la flecha se clava justo en la bellota que llevaba colgada en el cuello (un regalo de Peter Pan). Me asustó tanto pensar que la distracción del autor podría haber causado la muerte de Wendy, que decidí escribir para corregirlo. Pero no llegué a hacerlo, sino que empecé a escribir mis propios cuentos sobre enanos.

¿Qué hay entre la poesía y Rossella?
Hay una complicidad de afectos y luchas. Cuando las cosas están demasiado quietas, la poesía las pone en movimiento. Y si están muy movidas, la poesía me da serenidad. Es mi planeta de repuesto.

SAL SI PUEDES II

Vivo en la casa de la poesía.
Subo despacio sus escaleras
y también, saltando, las bajo.
Me siento en la silla de la poesía,
duermo en su cama, como en su plato.
La poesía tiene ventanas
por donde se deja caer
mañanas y tardes,
y bien me cuelga una lágrima
bien sopla hasta tumbarla / Con esto
quiero decir que trae
curitas y heridas
en la misma canasta.
Yo quiero tanto a la poesía que a veces creo
que no la quiero / Ella me mira,
mueve la cabeza y sigue tejiendo
poesía.
Como siempre, me quedará grande.
Pero cómo decirle / cómo decirle
quiero salir / quiero freír
honestamente mis espárragos…
Ya la veo alcanzándome
con su botella de aceite
y su loca sartén.
Ya la veo,
con su atadito de espárragos
saliéndole de la manga.
Ah su frescura / su fulgor desordenado
y el demorado compás con que me cerca.
Y yo me rindo / me rindo siempre porque vivo
en la casa de la poesía / porque subo
las escaleras de la poesía
y porque también las bajo.

Del poemario Tablillas de San Lázaro

Tus poemas son precisos, directos, sutiles… llevan consigo un poco de inocencia y sabiduría medida. ¿Cómo logras ese equilibrio en tus escritos?
Conocer a los 17 años los haikus japoneses (composiciones poéticas de tres versos), me hizo apreciar la contención. Y aunque no siempre escriba haikus, tengo esa lección de disciplina y condensación en mi mente.

Vuelvo irritado,
mas luego en el jardín:
el joven sauce.

Ryata

En nuestro país, grandes cultores del haiku fueron Javier Sologuren:

La tinta en el papel.
El pensamiento
deja su noche.

y Alfonso Cisneros Cox:

Un charco:
la calle inundada
de cielo.

En tus escritos demuestras soltura y gran manejo del lenguaje. ¿Planificas los poemas antes de escribirlos o fluyen sobre la marcha?
No los planifico. La lección del haiku ya la tengo interiorizada o al menos eso espero. Los poemas vienen a su aire.

El Ministerio de Cultura del Perú te acaba de condecorar con la distinción de “Personalidad Meritoria de la Cultura”. Definitivamente un merecido reconocimiento a tu trayectoria. Algo que caracteriza a muchos seres humanos y más aún, a los escritores, es la necesidad de trascender… ¿Cómo crees que Rossella Di Paolo trascenderá en la literatura peruana?
No lo sé, pues depende de los que me leen. Pero me gustaría que me recordaran como alguien que descubrió la literatura muy chica y que toda su vida, con su felicidad y sus pataleos, fue crecer entre poemas, cuentos, novelas, autores y personajes.

FAZER TE LO HE MIRAR

‘Esperemos que la noche empiece
a sacarnos los ojos en lentos picotazos
y tendámonos, amado, sin temores
pues nada nos hará dejar esta dulce prueba
de ser ciegos, amado, para todo
lo que no sean las manos nuestras y las bocas
porque las bocas nuestras y las manos
son harta luz.’

Del poemario “Piel Alzada”

Rossella Di Paolo (Lima, 1960)

Estudió literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado cinco libros de poesía:
Prueba de galera (Antares, 1985 y Paracaídas, 2017),
Continuidad de los cuadros (Antares, 1988 y Paracaídas, 2018),
Piel alzada (Colmillo Blanco, 1993 y Paracaídas 2019),
Tablillas de San Lázaro (Fondo Editorial PUCP, 2001) y
La silla en el mar (Peisa, 2016), que obtuvo el premio “Luces” de los lectores del diario El Comercio, por el Mejor Libro de Poesía del 2016.

Poemas suyos han sido recogidos en diversas antologías de poesía peruana e hispanoamericana.

Fue docente universitaria y ha dirigido talleres de poesía en la Facultad de Literatura de la Universidad Católica. Asimismo, en el Centro Cultural de la Universidad Católica y en la Casa de la Literatura Peruana, en el Museo Metropolitano de Lima, entre otros.

Colabora con artículos y reseñas en revistas literarias de nuestro medio, y participa en ediciones y exhibiciones multidisciplinarias de poesía, pintura y fotografía.

Como integrante de delegaciones de escritores peruanos, estuvo invitada a eventos culturales en Perú, Colombia, Ecuador, Argentina, Chile, República Dominicana, Brasil, México, Estados Unidos, España e Israel.

Este año, el Ministerio de Cultura del Perú,  le dió la distinción de "Personalidad Meritoria de la Cultura", en reconocimiento a su amplia trayectoria creadora e intelectual y por su aporte creativo a la nación.
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